Acerca del sentimiento de culpa inconsciente

Hablar de un sentimiento inconsciente parece una contradicción. Nos gustaría creer que nuestro Yo es una entidad activa e íntegra que siempre sabe dar cuenta de todo lo que le sucede. A la luz de esta creencia, sentir y ser consciente parecen lo mismo. Pero la complejidad del alma humana proviene del hecho de que, en lugar de vivir, somos vividos por fuerzas que nos son por completo desconocidas.

En el proceso de su desarrollo, el Yo ha debido ceder una parte de sí mismo para constituir el Súper-yo o Ideal del yo. En la vida anímica del adulto, esa instancia moral ocupa el lugar que originalmente ocuparon las figuras parentales, ahora integradas en el sujeto por un proceso de identificación.

Ante la obligación de renunciar a los padres como objetos amorosos, el niño se identifica con ellos, erigiendo en sí un monumento que los conmemora con una figura protectora y vigilante.

Al ser el heredero del complejo de Edipo, el Súper-yo está más cerca de lo reprimido inconsciente que de la conciencia. Siempre que el Yo se distancia de su instancia moral, es perseguido por el sentimiento de culpa. Pero la situación no mejora cuando intenta seguir fielmente sus principios.

Ante el dictamen “Así como tu padre debes ser” se alza igualmente conminatorio el principio “Así como tu padre no debes ser, pues hay algo que le está reservado.”

Tal instancia puede muy cruel y en ocasiones conduce al sujeto a la muerte. Para el ser humano es de gran importancia ser amado por su propio Súper-yo, hasta el punto de que puede dejarse morir si pierde su afecto.

El sentimiento de culpa, en ocasiones, lleva a algunos individuos, sobre todo jóvenes, a cometer delitos, buscando un castigo que lo mitigue. Algo semejante ocurre con la enfermedad.

Muchas veces, la culpa se experimenta como enfermedad y resulta muy difícil convencer al paciente de que su afección se sostiene por este motivo.

Hay sujetos que acuden buscando solución a un sentimiento de culpa aparentemente injustificado. De poco servirá intentar persuadirlos de su inocencia, pues tal sentimiento carece de motivos racionales. En tales casos, las motivaciones pueden ser falsas, pero el sentimiento de culpa es verdadero.

Este sentimiento de culpa inconsciente tiene diversas expresiones y consecuencias en la salud psíquica de las personas, y es de suma importancia tenerlo siempre en cuenta.

No es posible acabar con él, porque el sentimiento de culpa es estructural, es decir, forma parte de las relaciones que mantienen las diversas instancias psíquicas del sujeto. Mientras los deseos sexuales infantiles sigan pulsando desde los reprimido, la culpa seguirá resonando en el sujeto.

La moral y el complejo de culpa inconsciente son productos inevitables del desarrollo psíquico del ser humano. No son el resultado de la educación o de la formación ideológica.

El psicoanálisis ayuda al sujeto a aceptar la paradoja de que no solo es más inmoral de lo que cree, sino también más moral de lo que puede suponer.

Sin los cuidados necesarios, nuestra vida anímica terminará siendo víctima de sus propios productos, tal como ocurre a los organismos que sucumben a sus propios desechos.

Ruy Henríquez

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1 Response
  1. Ouari

    Bonjour,
    Je suis intéressé mais j’aimerai avoir plus d’informations sur le cours. Par exemple quelle est la différenc avec
    les vidéos en live ? Merci
    Bien cordialement
    Latifa

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