EL PAPEL DEL COORDINADOR EN LOS TALLERES DE POESÍA

EL PAPEL DEL COORDINADOR EN LOS TALLERES DE POESÍA

ACERCA DE LO GRUPAL

Freud en 1920, en Psicología de las masas y análisis del Yo, abre una nueva dimensión, un nuevo decir sobre lo grupal. Plantea que no hay diferencia entre la psicología individual y la psicología social o colectiva. Siendo, para Freud y para nosotros, la psicología individual, al mismo tiempo y desde el principio, psicología social. Esto es así porque el otro, como semejante, forma parte de cada uno ya sea como modelo, como auxiliar o como adversario. Esto quiere decir que todos y cada uno somos masa y somos individuos singulares.

Como grupo repetimos el primer grupo al cual pertenecimos: el grupo familiar y como masa repetimos la forma más primitiva de sociedad: la horda primitiva.

Y no es necesario integrarse en una aparente multitud para que se ponga en acto la psicología de las masas, pues sabemos que se puede hablar de colectividad de dos personas, baste como ejemplo la relación de los hijos con los padres, la relación con la persona amada con los amigos.

Freud en el trabajo mencionado diferencia entre multitudes efímeras y duraderas, homogéneas, naturales y artificiales, además de sus posibles combinatorias. Sin embargo, la estructura que mantiene el vínculo y, también, lo que cohesiona es siempre lo mismo que denominamos estructura libidinal. Freud al producir la noción de libido subvierte la noción de sugestión y determina que es por el amor, por miedo a perder el amor, el amor de los otros, que el hombre llega a una cierta renuncia de sus propios deseos personales y su realización inmediata, siendo de esta manera el amor el medio por el cual el ser humano entra en la cultura.

Freud cuando nos habla de la identificación como una categoría estructurante, se detiene con la misma intención e importancia en tres modos de identificación o tres formas de enlace afectivo con “el otro” que producen transformaciones tales en el sujeto que constituyen, en él, lugares claves de su estructura: El Ideal del Yo, el objeto y el deseo.

Freud, también, nos aporta las patologías de la identificación. Todas las identificaciones van a ser posibles despues del acontecimiento de la identificacion primordial que produce la formacion del ideal del yo (que posibilitara todas las relaciones con el otro sexo, cuando el objeto amoroso ocupe el lugar del Ideal del yo) y la formacion del yo (que posibilitara todas las relaciones con el mismo sexo que el sujeto, cuando el objeto amoroso ocupe el lugar del yo). La misma identificación que nos permite constituirnos como sujetos del deseo nos va a permitir, también, identificarnos al síntoma del otro, produciendo la estructura clínica de la histeria o bien aquella identificación que nos permite la identificación narcisista, también, nos permite identificarnos con el objeto perdido produciendo la estructura clínica de la melancolia.

En la identificación colectiva o en la grupal se ponen en juego los tres tipos de identificación y no por ello los elementos que forman el grupo pierden su individualidad, sino más bien, se multiplican las diferencias entre los integrantes ya que cada uno se identifica en grado diferente.

Pienso que en este momento de la conversacion seria bueno remarcar que, sabiendo que el hombre no es un animal gregario sino un animal de horda, es decir, esclavos buscando amo, más que sed de libertad tenemos sed de ser dominados, por eso que en la mayoría de los casos fraternizar  siempre acaba en disgregación, siempre en atentados contra la libertad. Por eso función primordial y, a veces, única del coordinador, es hacer entrar al grupo en la dialéctica del deseo inconsciente donde ningún amo es absoluto, ni siquiera la muerte, ya que la paradoja de lo imposible que plantea el deseo pone en cuestión toda armonía, toda circularidad, toda dependencia que no esté regida por el significante.

Ya que en el orden del significante no sólo la carencia del hombre es la misma que la carencia de la mujer, sino que la carencia del esclavo es la misma que la carencia del amo.

En definitiva, para la dialéctica del deseo la propia poesía no pertenece a nadie, es decir, cualquier ser parlante puede caer en la ilusión de poseerla y esto puede resultar de suma importancia para el desarrollo de los talleres de poesía.

EL DISPOSITIVO GRUPAL

El dispositivo grupal es un instrumento imprescindible allí donde es necesario agruparse para producir una tarea.

El coordinador con su sola presencia propicia el despliegue del discurso grupal.

En lo grupal no se trata de invertir las jerarquías, sino de una organización circular donde el coordinador imparte una enseñanza que los que se someten al dispositivo grupal estén dispuestos a trabajar sin que se necesiten una cualificación previa.

El malestar en la cultura que el estado de creación conlleva, introduce a cada elemento del grupo en una temporalidad donde reina la angustia y como todos sabemos con la angustia hay que saber arreglárselas, ya que la angustia como tiempo puede dar paso al abandono en el placer de la inercia que conduce al enquistamiento del pensamiento y al padecimiento de la angustia en el propio cuerpo del sujeto o bien la misma angustia  señalando, solamente, el abismo que nos separa de nosotros mismos cuando creamos nos sumerge, sin más, en la algarabía de la creación.

La puesta permanente en cuestión de todo pensamiento grupal ha de ser una constante del funcionamiento para mantener alejado al grupo de la comodidad intelectual que las apreciaciones de los sentidos sensibles indican.

Un pensamiento que reclame la zozobra de todo pensamiento es en verdad el primer paso en el camino de lo poético.

Así, sin pensamientos previos, la voz y la mirada pondrán en escena significantes que al ser escuchados por el coordinador generarán el sentido de la experiencia y esto es de vital importancia remarcarlo, que sin la escucha del coordinador la voz solo produciría parloteos sin sentido y la mirada no abandonaría nunca el campo de la oscuridad.

Es decir, que la escucha del coordinador permite que voz y mirada, como funciones, constituyan sus campos respectivos abriendo dimensiones, mansiones del dicho, que darán a ver un producto sin entrar en la dialéctica de los órganos perceptuales que la hacen posible, el ojo, el oído. Serán otra cosa que lo visto y lo escuchado, pues el coordinador situado en el lugar de causa del deseo, hará entrar a cada elemento del grupo en una búsqueda donde se pondrá en juego, más allá de todo sentido, dar a oír, dar a ver.

Entrar en la dialéctica del deseo inconsciente será producir un goce tal que sea condición de creación no solo artística, sino creación del instante en lo cotidiano y, para que esto sea posible, la puesta en acto de la diacronía parlante del hacerse oír de los elementos del grupo debe ser escuchada por el coordinador en su sincronía significante.

Sabemos que nadie es en soledad, nadie es en individualidad, por eso que podemos decir que hasta los síntomas se constituyen en el seno del lenguaje. Y no se trata de hablar, dar a oir, mucho o poco sino que la escucha del coordinador haga entrar en el juego del parloteo las paradojas pulsionales.

Lo diremos de una manera sencilla y directa: si se trata de escribir, identificarse al síntoma de la escritura será poder hacer del síntoma un goce, pervertir la situación hasta tal punto que sea casi natural, mientras la escritura sea el síntoma, gozar de ello.

Y cuando hablamos de goce, hablamos de un placer con paradoja de vida y muerte. Cada poema, cada creación, para serlo, tendrá una apariencia de final aunque siempre recomience, habrá puntos, caídas, espacios de silencio.

Cada integrante, cual un planeta, girará en torno del agujero significante que lo grupal, a la par que rota sobre su eje, participando en la vía de desarrollo de todos los presentes en tanto camina por su propio camino de creación.

Se tratara de entrar en una dialéctica tal donde los lazos temporales que plantea un grupo puedan llegar a ser vividos como lazos de sangre y esto solo es posible en una dimensión más allá de los vínculos familiares, más allá de ser ese ciudadano de ese Estado, más allá de la clase social en donde he sido socializado y, fundamentalmente, más allá del placer de la inercia de lo conocido.

Toda experiencia poética es sorpresiva e imponderable sobre todo para quien la genera.

LO GRUPAL EN LOS GRUPOS DE CREACIÓN

Un grupo siempre es una máquina imposible de ser imaginada, por eso sus efectos van más allá del número de elementos que lo forman y más allá de las características singulares de cada uno de sus elementos.

Un grupo, si lo es, inventa en cada encuentro nuevos sentimientos y nuevos espejos, sentimientos y espejos grupales que siempre incluyen la asimetría, nunca lo armónico o especular.

Otra característica del grupo es que está fuera del tiempo, en tanto es una máquina siempre en funcionamiento, es por eso que lo puesto en acto en la producción grupal es el tiempo de todos sus elementos.

Un grupo en sus muestras más altas de funcionamiento puede ser definido por un encuentro entre personas que no se creen a sí mismas y cuya creencia fundamental son las palabras que todavía no han sido pronunciadas.

 En los talleres de poesía, cuando por fin el grupo se produce como tal, su funcionamiento queda atravesado durante toda la experiencia por tres tiempos:

  1. Los amaneceres  o tiempos de producción.
  2. Los días o tiempos de las historias.
  3. Las noches o tiempos de los sueños.

En los grupos denominados talleres de poesía, en principio los elementos del grupo pondrán en acto la parcialidad del universo que conocen, aportando al funcionamiento grupal los poetas que ya conozcan antes de la experiencia; poetas que quedaran relativizados cuando el coordinador interprete trayendo otros poetas desconocidos por el grupo.

 El grupo organizará el canje y la difusión, también producirá un simulacro de revista y recitales de poesía.

Durante este momento grupal, los amaneceres pueden darse correlativamente, como están indicados, pero lo habitual es que estos tiempos se den simultáneamente y sin ningún orden aparente. Será tarea del coordinador interpretar cuál de todos esos tiempos es el bien decir del grupo, en el momento apropiado, la palabra apropiada.

Los días o tiempos de las historias, si bien se irán dando consecutivamente, es función del coordinador interpretar las reminiscencias (lease integrantes fijados a días anteriores) y, además, debemos interpretar los saltos a futuro (léase integrantes desplazados por el grupo a días futuros).

Las noches o tiempos de los sueños, su secuencia no se puede saber de antemano, ya que su programa queda inscripto como el propio camino del deseo grupal. En principio estos tiempos son producidos por el grupo leyendo poetas consagrados, más adelantada la experiencia de la misma escritura de todos los integrantes será la coordenada de producción de los propios deseos grupales.

En un grupo de creación (taller de poesía) además de la tarea grupal (en los encuentros que suelen ser semanales o en reuniones prolongadas durante todo el dia una vez por mes), que en todos los casos consiste en la producción del grupo, los integrantes fuera del tiempo grupal deben realizar actividades:

  1. Escribir una carta todas las semanas;
  2. Escribir un poema todas las semanas;
  3. Conocer y llevar al grupo un nuevo poeta todas las semanas.

1. CARTAS:

  1. Las cartas en principio irán dirigidas a las secciones de los diarios de la región, halagando o criticando alguno de sus artículos.
  2. Las cartas de los integrantes tendrán que ir dirigidas a otros integrantes o al coordinador, que este contestará o comentará en el tiempo del grupo.
  3. El integrante, por fin, mantendrá correspondencia, nacional e internacional, con poetas y revistas de poesía.

2. POEMAS:

  1. En principio se considerará poema todo escrito que tenga en la parte superior de la página, encabezando,  la palabra poema.
  2. El integrante intenta, antes y después de leer el escrito, su ubicación en los probables estilos.
  3. El autor, el grupo y el coordinador, opinan sobre el escrito. En este tiempo grupal el autor puede tomar las opiniones grupales y modificar el escrito o bien puede no tener en cuenta, como válidas, las opiniones grupales, sin necesidad de defender sus argumentos.

3. CONOCER LA OBRA DE UN POETA Y LLEVARLA AL GRUPO

  1. Lo que me impresiona o fundamentación emocional.
  2. Lo que entiendo o fundamentación argumental.
  3. Lo que amo o fundamentación histórico-social.

La lectura de poemas tiene que poder lograr cierta simultaneidad entre poetas de distintas escuelas o estilos y diferentes épocas históricas.

Ya que la poesía no padece de las miserias del tiempo cronológico y su valor está por fuera del valor de uso y lejos, muy lejos, el valor de cambio, ya que como sabemos la poesía, en su diferencia radical, no equivale a nada posible.

Su esfera de acción, el advenimiento, no se puede usar ni vender pero, sin embargo y no es vano decirlo, ella, la poesía, sólo cobija en su seno a los grandes trabajadores.

Devoradora y sangrienta solo ama el tiempo del pequeño hombrecito que la escribe, que en esa renuncia de no ser, sino perpetuidad de la poesía, ella se abre grandiosa al universo y el ser del poeta, por un instante, es ese goce.

4. GRUPO O ESCUELA – GRUPO Y ESCUELA?

Si un intento de discusión moderna es entre la obscenidad (fuera de escena) imaginaria de los grupos y la fina pulcritud de las instituciones denominadas escuelas, yo que conozco la delicada hebra permanente de obscenidad que cruza toda escuela, ya que dirijo una y que, por otra parte, conozco la blanca capacidad creadora que cruza todo el grupo en tanto lo soy, algo tendré para decir. Y eso que tengo para decir es muy sencillo ya que en realidad, como ocurre en la tragedia y en la comedia, uno no es sin lo otro.

Hay un marxista en mi que hay que buscarlo, es decir, que cuando se trata del marxismo la interrogación se juega a nivel de una investigación científica.

Hay un poeta en mi que se muestra, esto quiere decir que es la obra poética la que va produciendo al poeta.

Y en mi, aun, hay un psicoanalista que no es, quiere decir que no se trata de ser, sino de una posición en el discurso psicoanalítico.

Me propongo como portavoz de esa triple articulación, combinatoria que reúne las palabras necesarias para intentar una transformación.

Quiero decir, un coordinador es una construcción, en este caso, esa triple articulación de investigación, arte y ciencia, propuesta para la transformación, en tanto es en el movimiento de las transformaciones donde se produce la creación científica o artística.

Goethe nos dice que la gente se había olvidado que la ciencia se originó en la poesía. La poesía, el arte en general, tiende a crear lo nuevo que luego la ciencia tiende a probar.

Instrumentos de labranza y claro está que pido autorización para llamar así a estos sucesos del pensamiento. Y sintiéndome autorizado por mi frase anterior, instrumentos de labranza que en su acción transformadora incluyen al sujeto en la transformación, ya que actúan sobre lo que el sujeto determina. Puesta en acto es pura determinación de dos invariantes sistémicas del orden del conocimiento (la determinación psíquica y la determinación social o también llamada de clase) y una imposición variable del orden del saber inconsciente: la ideología.

Y no quisiera llamar la atención con mis explicaciones, pero ahora digo que el psicoanalista que no es en mi, habrá de ocuparse de lo que casi no es  (el inconsciente) y, sin embargo, sobredetermina el devenir del sujeto psíquico.

Que el marxista que se debe buscar en mí para que lo tenga, se trata de nuevas formas de aproximación a los textos y a las realidades producidas por estos textos, que nos permitan pensar algún grado de libertad para el hombre futuro.

Y el poeta que se muestra en mi, esa es la novedad que quiero presentarles, ya que la poesía como productora de advenimientos puede llevarnos al centro mismo del mecanismo de acción de los modelos ideológicos (que el psicoanálisis muestra su existencia como inconscientes) y a la vez nos acerca un modo de lectura de los fundamentos inconscientes de la ideología: forma de vivir de los ciudadanos, forma de pensar, de amar, de maldecir de los gobernantes.

Y cuando hablo de poesía no hablo de versitos. Nada de versitos, la poesía es una manera fuerte de estar en la vida, la poesía se encarga de contarle al mundo futuro, a otros mundos, lo que fue, lo que será. Así que nada de versitos, dura roca indeleble, historia material del acontecer terráqueo.

Y aquí entra la cuestión de lo grupal, pues no es posible la articulación de ningún nuevo pensamiento ni ningún pasaje a la práctica transformadora, fuera del tiempo grupal.

Y para que haya tiempo grupal, hay que serlo, entre otras cosas porque no hay tiempo terráqueo si previamente algún hombre no cede un paso de su ser para ser del tiempo, llámese histórico, social o psíquico.

Quiero decir que mientras es el ser del Estado el que determina que el tiempo institucional haga de una Escuela parte de la Sociedad Civil que lo sostiene, es la propia vida del sujeto la que transcurre como tiempo grupal, de ahí que existía como posibilidad de mi discurso tener una escuela y ser un grupo.

Y así, como un grupo en la producción desencadena lo no representable (lo obsceno), es una apertura amplia y serena a todo lo Otro bajo la forma de lo nuevo. Una escuela desencadena en su producción lo no simbolizante (lo ideológico) transformándose, a veces, más allá de sus estatutos ya que puede darse que no transmita lo que dice transmitir, sino que transmita modelos ideológicos del Estado. Y como todos sabemos, porque ya lo decía Mallarmé: un gran hombre, una gran mujer, solo son posibles si son capaces de vivir y pensar fuera de los estados. Y Mallarmé decía, claramente, que los estados para su sobrevivencia y el mantenimiento del equilibrio de la sociedad civil, no tiene pensada ninguna grandeza para ningún ciudadano que no sirva para que todo permanezca tal cual está. Es decir, todo estado, a pesar de ser producto de las transformaciones históricas, niega sistemáticamente y emplea todo su poder para ello, las transformaciones históricas.

Y puedo decir que entre nosotros, tal vez en mi mismo, haya un intelectual que se pregunta si no es mejor la locura que la civilización y yo le contestaría, creo que sabiamente, que para un intelectual, tal vez, pero para un loco no.

No nos comanda lo dicho o lo no dicho, sino lo imposible de ser dicho, lo indecible.

Propongo, entonces, un sujeto doblemente encadenado con un agujero de libertad, lo grupal. Y la poesía como el instrumento más apropiado para transformar cualquier eslabón de la cadena en un agujero de libertad.

Y es la escritura la que propone un sendero oscuro y nuevo, una luz que pide más luz, una tinieblas que nos dejan a tientas, en tanto no se trata de lo concluido o lo por concluir, sino de lo inconcluso por excelencia, lo que solo existe en acto, más allá del principio o del fin, pues el sujeto de la creación se trata de un sujeto suspendido en otra temporalidad, una temporalidad que se funda en lo real imposible.

Todo pensamiento, todo proceso creativo comienza en el vacío, por eso que el coordinador de un taller de poesía deberá especializarse como generador del vacío, siendo el coordinador el que deba saber arreglárselas con la angustia ya que su lugar deberá ser el de ese vacío y lo grupal sería el lugar de anclaje de cada elemento del grupo en el proceso de creación.

ARTE POÉTICA

Poesía, lo sé, mientras te escribo,

dejo de vivir.

Entrego, mansamente, mis ilusiones,

mis pobres pecados proletarios,

mis vicios burgueses y, aun,

antes de penetrar tu cuerpo,

-tapiz enamorado-

abandono mi forma de vivir,

miserias,

locuras,

hondas pasiones negras,

mi manera de ser.

Vacío de mis cosas,

abanderado de la nada,

transparente de tanta soledad,

invisible y abierto,

permeable a los misterios de su voz,

intento,

rasgo sonoro sobre la piel del mundo

la piel de la muerte

la piel de todas las cosas.

Poesía, sobre tu piel, rasgos sonoros,

esquirlas apasionadas,

imborrables astillas de mi nombre.

 MIGUEL OSCAR MENASSA
Tomado del libro: FREUD Y LACAN -hablados- 2

Editorial Grupo Cero

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