PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE ***3ª parte***

PRODUCCIÓN DEL INCONSCIENTE

***3ª parte***

VIENE DE AQUÍ

(del libro Freud y Lacan, hablados 1)

Y así como la palabra nunca puede abarcar la cosa que nombra ni confundirse con ella, los productos efectos del trabajo inconsciente (que acontece cuando el sujeto no es, en el inconsciente) no son el inconsciente ni pueden confundirse con él. 

Producción del inconsciente querrá decir que tuve un trabajo de construcción teórica de un objeto de conocimiento: el concepto Inconsciente que, por su modalidad, produce un método de la interpretación, construcción que, como en toda disciplina científica, sirve de materia para el desarrollo de una técnica, y todavía estamos hablando de teoría. 

Decimos entonces que los conceptos reguladores de la práctica técnica son la asociación libre y la transferencia. Recién ahora con esta triple articulación de objeto, método y técnica, donde todo es un complejo articulado de nociones y conceptos, comienza la práctica técnica, es decir, comienza la probabilidad de acceder al objeto real: el inconsciente de fulano de tal. Sin objeto de conocimiento, sin método que se desprende del objeto y sin una técnica que se genera en la materialidad del método, acceder al objeto real es imposible. Trabajo real del sueño, por ejemplo, que yo les podría decir, donde si la materia prima es el deseo inconsciente, los instrumentos del trabajo del sueño son la condensación y desplazamiento y el producto es el sueño manifiesto. 

Tratando de redondear, esa simpleza de decir que ése es el trabajo real del sueño, yo diría que eso es una especulación teórica porque en realidad es en la especulación teórica que esa teoría sabe cómo es el trabajo real del sueño, ya que se enfrenta con los objetos últimos de este trabajo, el sueño manifiesto contado por el soñante. 

Trabaja con el método de interpretación y construye las causas que determinaron los efectos. Recién ahora puede decir: el proceso real debería ser aquel que partiendo del deseo inconsciente que yo produje con la interpretación y atravesando la censura, después de haber sido sometidos a los procesos de condensación y desplazamiento, aparece en la conciencia como sueño manifiesto. Trabajo real que, aunque me meta dentro de la cabeza del soñante, no puedo saber cómo es. Deseo que aunque descifre no puedo hallar. Discurso manifiesto que no es un simple proceso de un trabajo, sino que es una deformación en tanto nosotros habíamos visto que al utilizar los instrumentos que nos brindaban el método y la técnica, el sujeto asociando libremente en el campo que ofrece la transferencia y mediante la interpretación, construimos el deseo inconsciente. Deseo inconsciente que no está en ningún lugar, que hubo de ser construido teóricamente porque el inconsciente freudiano no es ni siquiera el inconsciente freudiano de antes de 1900 ni todos lo otros inconscientes que se mencionaron. 

Este inconsciente es el concepto formal abstracto que sirve como invariante a un conjunto de nociones que establecen con él, el cuerpo teórico de la teoría del inconsciente, concepto de represión, concepto de aparato psíquico, concepto de repetición, concepto de transferencia. Todos ligados en una articulación con el descubrimiento, es decir el inconsciente. 

Luego, una vez producido el objeto de conocimiento, tampoco tenemos el inconsciente, porque ahora cuando nos encontramos en la situación del diálogo, tendrá que volverse a producir y ¿qué será del inconsciente, el tan famoso inconsciente que se produce en las relaciones psicoanalíticas? Será el diálogo que sean capaces de establecer el paciente y el psicoanalista. Ese será el inconsciente de fulano de tal, sujeto psíquico que por serlo está condenado a no ser, a menos que hable. Como un discurso siempre implica la presencia de un otro, será en la dimensión del diálogo donde acontecerá el inconsciente. 

Toda la instrumentación moderna acerca de la conceptualización psicoanalítica, muestra cómo ninguna teoría actual puede pasar de la teoría del inconsciente. 

Hay hasta hoy la imposibilidad de alterar el descubrimiento. Ni el mismo corte teórico que Freud produce en su obra con su segunda tópica altera el descubrimiento. Porque es verdad que la formulación del año 1923 en El Yo y el Ello, propone un aparato psíquico que ahora tiene relaciones más complejas que el de 1900, pero el inconsciente de 1900 no piensa, no calcula, y sólo le interesa transformar, y el inconsciente de 1923 no piensa, no calcula y sólo le interesa transformar. El inconsciente de 1900 y 1923 es un inconsciente que transforma, sustituye, muta la realidad por la realidad psíquica. 

Ninguno de los dos inconscientes (de 1900 y de 1923) tienen contradicciones ni tiempo. Su tiempo es diferente al tiempo de la conciencia, al tiempo cronológico, en tanto es en el tiempo del inconsciente donde desde el presente se determina el pasado y no desde el pasado el presente, es decir que su tiempo es futuro anterior. 

A 81 años del descubrimiento, el vigor y la vitalidad de la obra de Sigmund Freud han impedido momificar en una moda su sentido. 

Y cuando digo antes de terminar: Se debe leer a Freud, tengo bien presente que los intelectuales pondrán de moda a Lacan. De cualquier manera puedo todavía decir algo más, que las modas siempre son el acontecimiento espectacular de un fracaso. Lacan de moda, quiere decir que Lacan ha muerto y también una forma de psicoanalizarse. 

Es decir, entre nosotros, una forma de transmitir el psicoanálisis.

Continúa la lectura aquí


MIGUEL OSCAR MENASSA

FREUD Y LACAN – hablados 1

Editorial Grupo Cero

Comparte en tus redes sociales

También te podría gustar...

Deja una respuesta