INTRODUCCIÓN A LOS HISTORIALES CLÍNICOS
INTRODUCCIÓN A LOS HISTORIALES CLÍNICOS
La cura –después de la ruptura– en ese término es no la producción de algo pasado, no la reproducción, sino la producción de un estado nuevo.
Vamos a comenzar el estudio de los “Historiales de la Histeria”, dentro de este período de reconstrucción de los modos de producción de la ciencia psicoanalítica, recordando algunos conocimientos epistemológicos recomendables para su lectura. En primer lugar debemos destacar la noción de proceso, nos vamos a situar en el momento de la ruptura y diremos que el período que le antecede es precientífico, es la arqueología de la ciencia. Esto nos permitirá plantearnos en principio el interrogante sobre la técnica en relación con la teoría. Si no desarrollamos un poco la historia epistemológica de la técnica, todos los desarrollos de la teoría están sin su momento de inscripción, de realización. Una ruptura exige el pasaje de un conocimiento sensible a un conocimiento conceptual que se produce en escritura y es material, no por los signos de la letra, sino material en tanto concepto articulado en un campo específico y delimitado, con relaciones entre sistemas que siguen este movimiento sobredeterminado, es decir, con existencia suprasensible, material, no corpórea, que aplicados en la realidad la transforman, y aplicados en la práctica producen la transformación del sujeto que se somete a la experiencia. Freud en “La Interpretación de los Sueños”, define objeto, técnica, método psicoanalítico, delimita la autonomía del aparato psíquico circunscribiendo su campo y nos presenta una relación invariante de los conceptos que se articulan en la estructura psíquica regida por los tres principios: el tópico, el dinámico y el económico. Llega a tan alto grado de teorización, mediante la realización de un trabajo, con la filosofía de los principios científicos de su época, el principio de inercia y el principio de constancia físicos, sus conocimientos de la neuroanatomía, instrumentos con los que trabaja el “Proyecto de una Psicología para Neurólogos”, también de 1895, que es a su vez instrumento para la ruptura. Los Historiales, constituyen lo que llamaremos la materia prima que Freud recoge de su práctica clínica, sobre todo con las pacientes histéricas. Es decir que para producir el concepto de Inconsciente, Freud tuvo que producir el sistema de conceptos que resultaron de la transformación de esa materia prima, a la cual aplicó los instrumentos adecuados, obteniendo un primer resultado teórico sobre la materia prima. El tiempo que utilizaremos para esta lectura, es el tiempo futuro anterior, en tanto ese proceso de conocimiento no es un proceso continuo que viene del pasado y se cristaliza en un presente, como si la historia del inconsciente comenzara con Galileo, o la primera vez que se usó la palabra inconsciente; no como si Freud estuviera dibujando una cara y primero hiciera los ojos y luego la oreja y así sucesivamente, sino que partiendo desde el dibujo terminado, reconstruyo la manera de producirlo y considero ese producto con la doble función de producto-efecto de un trabajo y reconstruyo. Si recapitulamos, existencia material, realidad, tiempo, son elaboraciones teóricas que en tanto teóricas y formales-abstractas, tienen que ser reconstruidas como un resultado, no como un punto de partida. La realidad no está en el punto de partida de ninguna ciencia, no está en el objeto inmediato sensible de ninguna experiencia científica, está en el proceso de elaboración y en su inscripción. Desde la construcción decimos que los historiales clínicos son materia prima para “La Interpretación de los Sueños”, presente donde está actualizado un pasado. Marx, en la tesis III sobre Feuerbach, dice que el hombre es un producto de las circunstancias, pero las circunstancias son también producto de la actividad humana, de manera que la sociedad es un punto de cierre pero también un punto de partida. De la misma manera lo es “La Interpretación de los Sueños”. Cuando leemos Los Historiales, momento relativo a la materia prima, vemos que la técnica es anterior a la teoría y que un obstáculo en la técnica exige modificación de la teoría y la práctica, pero una vez establecida la ruptura, es la teoría la que va a dar cuenta de la práctica técnica. Entonces, en Los Historiales hay teoría, método y técnica precientíficos, se mueve en un campo empírico, de descripciones fenomenológicas; influencias (relación del cerebro con las parálisis, teoría de la conversión, importancia de lo psíquico sobre lo somático, simbolización y estudio del discurso), antecedentes, desarrollos que luego serán constitutivos de la teoría de la defensa, represión, resistencia, nociones a ser transformadas en el contexto de una estructura teórica del psicoanálisis. Estos elementos los debemos colocar en una estructura productiva porque si no haríamos una epistemología continuista. Así el inconsciente precientífico, no es el inconsciente psicoanalítico, es una ampliación de la conciencia, no una conciencia, un estado segundo de conciencia, cuerpo extraño, o antes de lo mágico, el demonio o Dios.
En cambio, en la epistemología materialista, el proceso del conocimiento es discontinuo, lo cual se podría sintetizar diciendo que es una formación científica, necesariamente no pre-existía cuando se fundó, o que en el período precientífico no pre-existía la teoría del inconsciente. Recordando la metáfora freudiana, el inconsciente no brotó de la piedra ni cayó del cielo. Es decir, no es la piedra de Moisés de la cual brotó agua, ni el maná que cayó del cielo, sino que nace de ese proceso productivo previo que se define por ruptura. Para negar el trabajo se suele atribuir la ruptura al genio de Freud o bien a su divergencia de opinión con Fliess, como si ruptura significara el fin de esa dependencia afectiva, lo cual puede ser un problema psicológico pero no epistemológico.
Cuando vimos la introducción epistemológica, pusimos el énfasis teórico como preeminente, condición indispensable para esta lectura y marcamos la ruptura, ahora para reconstruir la historia del proceso práctico-técnico, viendo esta arqueología de “Los Estudios sobre la Histeria”, es indispensable que pasemos a la modalización de la posibilidad. Lo que en la teoría funciona como verdad científica, en la práctica es verosimilitud, opinión. Esto se puede notar en el material lingüístico que ofrecen los historiales, cuando Freud interpreta nunca dice “es”, sino que dice: “no será que…, tal vez, parece que”, y de esa manera va articulando sentidos.
Entonces, modalizando se pasa de lo formal abstracto a lo formal concreto, en términos de conocimiento, pero la relación con el paciente no es sólo un proceso de conocimiento sino una relación real. En Los Historiales, podemos notar cómo en el primer caso que tomó Freud, “Emmy”, la acción de Freud se da a nivel de sugestión y órdenes, por ej.: no tendrá más náuseas, no tendrá miedo, olvidará…, mientras a medida que va cambiando y modificando su teoría, a medida que va reparando en el sentido y la fuerza, el desplazamiento de cargas, a él ya no le interesa imponerse al enfermo sino orientar su proceso. Nos planteamos entonces otra de las características de este período, donde, estudiando la histeria llega a procesos psíquicos más generales y es que su avance se hace sobre las dificultades, los escollos que encuentra en el camino, la imposibilidad de hipnotizar a todos los pacientes, el cambio de un síntoma a otro sin que haya transformación, la comprensión de que la palabra por sí sola no curaba si no se producía una movilización de fuerzas –fenómeno de la transferencia– y a nivel teórico, estos obstáculos iban produciendo desarticulaciones, cortaduras que le llevaban a modificar y a replantear el camino andado. Un obstáculo en cualquiera de los planos teórico, práctico, o en el método dentro de su teoría de la catarsis le movilizaba, le desestructuraba todos los fundamentos del método catártico. Se marcha del error a la verdad, problema epistemológico general, o se marcha a través de las formas del discurso y de lo verosímil a una verdad apuntada, a un esclarecimiento que tampoco es un cierre. La cura –después de la ruptura– en ese término es no la producción de algo pasado, no la reproducción, sino la producción de un estado nuevo. No basta comprender el pasado. Para modificar síntomas hay que movilizar fuerzas. Por eso decimos que la teoría de la catarsis es una interpretación de tipo puramente intelectual, donde se trata todavía de hacer lo desconocido conocido, llegar al conocimiento, que hay que diferenciarlo de la reconstrucción de sentido y vincular su enlace con los sucesos de la vigilia.
Miguel Oscar Menassa